A pesar de lo globalizado que está el planeta en este punto de la Historia, hay todavía muchas zonas y regiones que siguen contando con sus propias características, leyes e idiosincrasias. Oriente Medio, por ejemplo, es una de esas zonas que guardan todavía sus tradiciones más importantes, algo por lo que también son vistos como peligrosos desde Occidente. Con una religión diferente al cristianismo imperante en gran parte del planeta, los musulmanes tienen una visión muy especial de asuntos tan controvertidos como la prostitución, el divorcio o los derechos de la mujer. El sexo es un tabú en la mayoría de estos países, de una manera mucho más cerrada incluso que en el resto del mundo, donde al menos ya hay un poco más de libertad sexual. Los países árabes tampoco son un compendio homogéneo de naciones, sino que cuentan con muchas diferencias entre sí. En realidad, lo único que tienen en común es la religión y la instauración de la ley Sharia, de una manera más o menos rigurosa.
Desde el sur de África al Golfo Pérsico, hablar de países árabes es hacerlo de un conjunto de naciones muy diferentes entre sí. A pesar de ello, su visión general está muy marcada por la religión, lo que hace que en determinados aspectos tengan un prisma muy similar. Pese a que las condiciones de vida son totalmente distintas en países como Emiratos Árabes o Marruecos, hay ciertos parámetros que se pueden utilizar como distintivos. Puntos en común que sirven para completar un mapa bastante realista del mundo árabe y su visión sobre determinadas cuestiones. El trabajo sexual es una de las más controvertidas, llegando a ser penado con cárcel y ejecución en algunos de los países más extremistas. Sin embargo, el sexo por dinero sigue dándose en todas estas naciones, de forma más o menos clandestina, e incluso los propios árabes también disfrutan de los servicios de las prostitutas. En este artículo vamos a repasar cuál es la situación de estas trabajadoras en los países más importantes, y cuál es el futuro que les espera, de continuar dentro de este negocio.
Una sociedad muy cerrada en lo sexual
Debemos empezar dando un contexto a toda la información que podamos recoger. Cuando hablamos de países árabes nos referimos al conjunto heterogéneo de naciones que tienen en común una etnia, una cultura y una lengua propia. Estos países árabes forman parte de las naciones donde la religión islámica es mayoritaria, pero no todos los países musulmanes pueden ser considerados como árabes. Habitualmente, nos referimos a los países del Golfo Pérsico, la península Arábiga y el norte de África, para identificar a estas naciones. Todas ellas están dentro de una institución conocida como Liga Árabe. A pesar de las similitudes en lo cultural, cada uno de estos países tiene su propia ley y su propia forma de entender temas como el sexo o la prostitución. De hecho, como vamos a ver, hay incluso territorios donde es legal y está aceptada.
No es lo habitual, eso sí, ya que para la mayoría de árabes, el sexo es ya de por sí un tabú. Es algo que debe quedarse en la parcela íntima de la persona, o de la pareja, dentro del matrimonio. Según el país, se puede incluso penalizar a aquellas personas que sean infieles o hayan tenido relaciones fuera del matrimonio. Omán es uno de los mejores ejemplos de este tipo de leyes castradoras, que buscan someter especialmente a la mujer. Y es que la situación de las féminas dentro del mundo árabe es cuanto menos delicada, ya que es una sociedad donde no se las tiene demasiado en cuenta. De hecho, en muchos casos están relegadas a un papel muy secundario, dependiente para todo de su esposo, de su padre o de sus hermanos. Con una situación así es natural que el trabajo sexual esté muy mal visto en toda la zona árabe, e incluso perseguido en la mayoría de países de esta región.
La prostitución, prohibida y perseguida
Hablar de prostitución siempre es delicado, más aún en países donde la situación de los derechos de la mujer es tan compleja. La mayoría de los países árabes tienen en común una misma ley, la Sharia, para identificar y condenar los delitos que se lleven a cabo en su territorio. Esta ley, sin embargo, no se concreta de la misma forma en unos países o en otros. Hay lugares en donde el trabajo sexual está penado y prohibido, siendo perseguidas tanto las prostitutas como los clientes. Omán o Jordania son dos buenos ejemplos de estas naciones, donde cualquier trabajo mínimamente sexual está más que perseguido. ¿Significa eso que no hay prostitución? Por supuesto que no. De hecho, es en lugares como estos donde más burdeles clandestinos podemos encontrar. Ocurre lo mismo en Irán, Líbano o Arabia Saudí.
La prostitución está prohibido, pero en ocasiones se hace la vista gorda, sobre todo cuando se trata de clientes que vienen de fuera, o son muy poderosos. El dinero está por encima incluso de la laye en estos países, así que si tenemos para pagar a una prostituta y somos personas importantes, no habrá problema en gozar de sus servicios. En Teherán, la capital de Irán, se calcula que trabajan más de 80.000 prostitutas, tanto en la calle como en locales clandestinos. La situación mejora un poco en países como Argelia, Marruecos o Túnez. Este último es, de hecho, el único que ha despenalizado por completo la prostitución, ofreciendo a las trabajadoras sexuales una alternativa para tener ingresos, subsidios y demás. Turquía cuenta con un sistema parecido, aunque la prostituta debe tener licencia para poder trabajar por su cuenta, prohibiéndose por completo el proxenetismo.
Muchas mujeres emigran a otros países
Es imposible calcular cuantas trabajadoras sexuales ofrecen sus servicios hoy por hoy en los países árabes. Estamos hablando seguramente de millones de mujeres, que a pesar de ser perseguidas, se mantienen en este negocio porque en muchas ocasiones es su única alternativa. Al crecer en una sociedad tan cerrada en lo sexual, las mujeres muchas veces ni se plantean esta opción, hasta que es demasiado tarde. Muchas jóvenes son todavía vendidas por sus padres a hombres ricos y mucho mayores que ellas. Es algo tradicional en algunos países árabes y, para muchos, una forma de prostitución encubierta y trata de personas, en las que las mujeres ni siquiera obtienen ningún tipo de beneficio.
Ante esta situación, no son pocas las jóvenes árabes que deciden emigrar a otros países en busca de un futuro mejor. Algunas terminan prostituyéndose como única opción para poder sobrevivir, aunque suelen tener mucha más reticencias que las mujeres latinas o de Europa del Este a este respecto. Se da la curiosa situación de que en países muy ricos de la zona del Golfo Pérsico, como Emiratos Árabes o Arabia Saudí, son las chicas de fuera las que vienen para trabajar de prostitutas de lujo. Con la coartada de ser artistas o bailarinas, ofrecen servicios sexuales a clientes muy ricos, que buscan el exotismo de las mujeres europeas o latinas. Esta excepción se permite por la potestad de estos grandes jeques millonarios, que están por encima incluso de la propia ley.